
En la vida, todos enfrentamos situaciones, relaciones o expectativas que generan apego, incluso cuando ya no nos aportan bienestar. Aprender a soltar no significa olvidar ni ignorar lo vivido, sino aceptar que hay ciclos que deben cerrarse para permitirnos crecer. Dejar ir es un proceso de regulación emocional y reestructuración cognitiva que implica aceptación, desapego y resignificación.
El apego y la dificultad para soltar
El apego es un vínculo emocional que, según John Bowlby (1988), surge para garantizar nuestra seguridad y supervivencia. Sin embargo, cuando el apego se transforma en dependencia, puede impedir el avance personal. Esto se observa especialmente en vínculos afectivos donde, pese al sufrimiento, la persona siente que no puede separarse por miedo a la soledad o a perder una parte de su identidad.
En este contexto, aprender a soltar implica un trabajo consciente de distanciamiento emocional, fortalecimiento de la autoestima y reorientación de metas personales, enfocado en el reencuentro con uno mismo. Esto ocurre debido a que en relaciones donde se rigen por apego, existe “una fusión”, donde, cuando se debe dejar ir, uno debe recuperar de la otra persona lo que a uno le corresponde.
No se trata de “romper de golpe”, sino de reconocer que aferrarse a algo que causa daño prolonga el sufrimiento.
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El papel de la aceptación
Uno de los enfoques más efectivos para aprender a soltar es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Según Hayes et al. (2011), la aceptación permite reconocer nuestras emociones sin luchar contra ellas, mientras el compromiso nos orienta a vivir de acuerdo con nuestros valores. Aceptar que una relación, etapa o sueño terminó no es rendirse, sino elegir vivir en coherencia con lo que somos ahora.
En ocasiones, existe rabia por apego, por la sensación de abandono, rechazo o fracaso. Esto implica que se sostiene un ancla que mantiene un estancamiento, por abandono propio e insistencia continua que desgasta. Es decir, se prioriza lo que ya no es, cuando se podría trabajar el apego y la aceptación para lograr una reconexión propia.
La neurociencia respalda que practicar la aceptación activa áreas cerebrales asociadas con la regulación emocional, reduciendo la reactividad al dolor psicológico.

Sentir la pérdida y aprender a soltar
Muchas veces, aprender a soltar, se vive como un duelo. Esto puesto que se relaciona con el sentimiento de pérdida, lo cual no se trata de un proceso lineal. Por ello, es necesario mirar desde la recuperación de uno mismo, muchas veces desde el amor.
El apego y el amor son conceptos distintos que suelen confundirse ocasionalmente. Apegarse es sostener o aferrarse, por la idea y necesidad de seguridad, mientras que amar es expandirse en libertad. El apego, en conceptos metafísicos, disminuye, mientras que el amor, suma. Aprender a soltar, parte desde una raíz amorosa y desde la gratitud y reconciliación con el mismo ser.
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Estrategias para aprender a soltar
- Reconocer la realidad: Evitar la negación y mirar la situación tal como es. Esto disminuye la disonancia cognitiva y permite decisiones más coherentes.
- Validar las emociones: Atravesar el duelo con llanto, sentir tristeza o enojo es parte del proceso. Negar el dolor lo prolonga.
- Cuidar la narrativa interna:
El lenguaje con el que nos hablamos influye en cómo procesamos la pérdida. Frases como “esto es el fin” pueden sustituirse por “esto es un cierre que me permitirá un nuevo comienzo”. - Fomentar nuevos hábitos
El cerebro necesita estímulos diferentes para crear nuevas conexiones neuronales. Actividades nuevas y socialización ayudan a disminuir el foco en lo perdido. - Practicar mindfulness: Estudios indican que el mindfulness favorece el desapego cognitivo, ayudando a observar pensamientos y emociones sin aferrarse a ellos (Garland et al., 2015).
- Soltar desde el amor: Permitir que lo vivido tenga un lugar de aprendizaje, liberar la necesidad de control desde la gratitud y la aceptación, conservando el cariño sin dependencia.
- Practicar gratitud: Admitir el apego y en lugar de quedarse en la “falta”, agradecer por la persona o la situación.
- Aceptar el cambio como algo natural: Nada es eterno. Todo se transforma y la vida también fluye. Resistirse al cambio genera sufrimiento.
- Autocuidado: Volver la mirada hacia adentro, reforzando la autoestima, los proyectos y la plenitud. Estar en paz con uno mismo, permite ver el hecho de soltar no como una pérdida, sino como una liberación.
Algunos libros que pueden ser de utilidad son:
- «Los vínculos amorosos» – Francesco Alberoni: análisis del apego y las rupturas.
- «Dejar ir» – David R. Hawkins: guía sobre el desapego emocional.
- «Mindfulness para la vida» – Jon Kabat-Zinn: práctica de atención plena para aceptar y dejar ir.
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Aprender a soltar y dejar ir: una decisión consciente

Dejar ir no siempre ocurre de manera natural; requiere voluntad y autocompasión. No se trata de “forzarse” a olvidar, o mantener una posición de “lealtad” hacia la persona o al sueño.
Se trata de permitirse sentir, procesar y cerrar, priorizando el presente. El perdón, tanto hacia uno mismo como hacia los demás, es una herramienta clave para desactivar el resentimiento y abrir espacio para nuevas experiencias.
El apoyo psicológico suele ser necesario cuando se siente bloqueo, cuando el dolor es persistente o interfiere con la vida diaria.
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Conclusiones
Aprender a soltar es un acto de amor propio, madurez emocional y de decisión. No se trata de borrar lo vivido, sino de integrarlo en la historia personal como un aprendizaje que impulsa el crecimiento.
El apego, cuando se convierte en dependencia, limita la libertad y genera sufrimiento; en cambio, soltar desde el amor abre la posibilidad de vivir con mayor plenitud, gratitud y coherencia con nuestros valores.
Este proceso requiere aceptación, autocompasión y la capacidad de reconocer que la vida está hecha de ciclos que comienzan y terminan. Soltar no es un signo de debilidad, sino de fortaleza interior: implica elegir la libertad sobre el miedo, el amor sobre la dependencia y el presente sobre las cadenas del pasado.
Referencias
- Bowlby, J. (1988). A secure base: Parent-child attachment and healthy human development. Basic Books.
- PsicoTools. (2024, 11 de noviembre). Las 5 claves para saber soltar y ser más feliz. Portal Psicología y Mente.
- Tedeschi, R. G., & Calhoun, L. G. (2004). Posttraumatic growth: Conceptual foundations and empirical evidence. Psychological Inquiry, 15(1), 1–18.