La ansiedad silenciosa: Cuando el malestar vive en tu interior

Escrito por
5 min de lectura

En un mundo lleno de estrés y exigencias, la ansiedad se ha convertido en una compañera común para muchos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ansiedad afecta a más de 264 millones de personas a nivel global. Pero, ¿Qué pasa cuando esta ansiedad no se manifiesta de la forma en que solemos esperarla? Ahí es donde encontramos a la ansiedad silenciosa, un estado de constante tensión interna que a menudo pasa desapercibido.

Si sientes que algo no está bien, pero no puedes identificar la causa, este artículo es para ti. Antes de profundizar, quiero recordarte algo importante: tu bienestar es una prioridad. En Mente Sana, tu primera sesión es completamente gratuita. Te invitamos a dar el primer paso y a iniciar tu proceso de sanación con nuestros profesionales, quienes te guiarán en cada momento.

¿Qué es tener ansiedad silenciosa?

Muchas personas se preguntan qué es tener ansiedad silenciosa y la respuesta puede ser compleja. Este tipo de ansiedad no se presenta con ataques de pánico dramáticos o con una preocupación visible que los demás puedan notar fácilmente. Quienes experimentan la ansiedad silenciosa a menudo parecen estar tranquilos, serenos e incluso exitosos en sus vidas diarias. La ansiedad silenciosa se caracteriza por una constante tensión interna, preocupaciones excesivas y un malestar emocional que la persona experimenta en su interior, sin expresarlo (Spence y Rapee, 2017).

Esta es una de las razones por las que la ansiedad silenciosa es tan peligrosa: no se reconoce. Los individuos pueden creer que su malestar es normal, una parte inherente de su personalidad, sin darse cuenta de que están lidiando con una condición psicológica que necesita atención. Un ejemplo común de qué es tener ansiedad silenciosa se observa en la necesidad de control excesiva, donde una persona revisa múltiples veces su trabajo o sus pertenencias antes de salir, pensando que si no lo hace, algo malo sucederá (Borkovec y Hu, 1990). La persona parece ser meticulosa, pero en realidad está lidiando con una necesidad de control que es síntoma de la ansiedad silenciosa.

La ansiedad flotante: Un síntoma clave

La ansiedad flotante es uno de los conceptos más representativos de este fenómeno. Este término, a veces llamado «angustia flotante», se refiere a un estado de miedo y preocupación generalizada que no puede ser atribuido a un evento o situación específica (Marsà, 2021). Quienes experimentan la ansiedad flotante sienten una inquietud que no tiene un anclaje claro. Es como si una nube de nerviosismo los siguiera a todas partes, sin importar lo que estén haciendo. Este tipo de ansiedad flotante es particularmente difícil de manejar, precisamente porque no hay un disparador obvio que se pueda evitar.

La sensación de ansiedad flotante puede manifestarse con síntomas físicos como tensión muscular, dolores de cabeza, irritabilidad, presión en el pecho y una sensación de alerta constante (Marsà, 2021). A diferencia de una fobia específica, donde el miedo se centra en algo concreto, la ansiedad flotante es un estado difuso que impregna todos los aspectos de la vida. Es por esto que la ansiedad flotante es un indicador crucial para entender qué es tener ansiedad silenciosa. Reconocer la ansiedad flotante como un síntoma y no como una característica personal, es el primer paso para buscar ayuda.

¿Cómo se ve la ansiedad silenciosa? Señales y ejemplos

Para entender cómo se ve la ansiedad silenciosa, es crucial ir más allá de los síntomas visibles. La clave está en observar los comportamientos sutiles y las luchas internas que la persona experimenta. A menudo, quienes sufren de ansiedad silenciosa son perfeccionistas extremos. Tienen un miedo profundo a cometer errores y una autoexigencia constante que les genera un gran estrés (Beck, 1976). La persona puede parecer muy dedicada, pero internamente, vive con un miedo constante a no ser lo suficientemente buena.

Otro ejemplo de cómo se ve la ansiedad silenciosa es la evitación social. Aunque puedan tener amigos y una vida activa, estas personas evitan situaciones sociales que les generen presión o que requieran mucha atención (Spence y Rapee, 2017). El aislamiento no es total, pero sí selectivo, y a menudo se justifica con excusas como «estoy muy ocupado» o «prefiero quedarme en casa». Esto es una manifestación de cómo se ve la ansiedad silenciosa y de la dificultad que tienen para controlar sus preocupaciones en entornos sociales. La ansiedad silenciosa se esconde detrás de estas fachadas de «normalidad» o «extroversión funcional» que se han construido para protegerse del miedo interno.

Herramientas y soluciones para la ansiedad silenciosa

Afortunadamente, existen diversas herramientas y estrategias para gestionar la ansiedad silenciosa. Un primer paso fundamental es la respiración profunda y el mindfulness o atención plena. Practicar la respiración abdominal, inhalando lentamente por la nariz y exhalando por la boca, ayuda a calmar el sistema nervioso y a reducir la sensación de ansiedad flotante. El mindfulness, por su parte, enseña a centrarse en el momento presente sin juzgar, lo que ayuda a romper el ciclo de pensamientos rumiantes que alimenta la ansiedad silenciosa (Kabat-Zinn, 1990). La respiración consciente es una forma de lidiar con la ansiedad flotante.

Además de estas herramientas, es esencial trabajar en la autoaceptación y en la reducción de la autoexigencia. Aprender a establecer metas realistas y a aceptar que los errores son parte del proceso humano es crucial para quienes se preguntan qué es tener ansiedad silenciosa. La ansiedad silenciosa también se beneficia de la reestructuración cognitiva, una técnica de la terapia cognitivo-conductual que ayuda a identificar y modificar los patrones de pensamiento negativos (Beck, 1976).

La importancia de la ayuda profesional

Si bien estas herramientas son útiles, a menudo no son suficientes para abordar la raíz del problema. La ansiedad silenciosa es una condición compleja que requiere el apoyo de un profesional de la salud mental. Un terapeuta puede ayudar a identificar los desencadenantes, a explorar las causas subyacentes y a desarrollar estrategias personalizadas para manejar la ansiedad silenciosa. No es necesario esperar a que la ansiedad flotante se convierta en un ataque de pánico para buscar ayuda. El simple hecho de tener una sensación persistente de ansiedad flotante es una razón válida para iniciar un proceso terapéutico. Reconocer cómo se ve la ansiedad silenciosa en tu vida es un acto de valentía y autocuidado.

Conclusión

La ansiedad silenciosa es un fenómeno psicológico que se manifiesta como una constante tensión interna, a menudo enmascarada por una apariencia de calma y control. Este tipo de ansiedad, donde la ansiedad flotante es un síntoma recurrente, dificulta la vida de quienes la padecen, generando un estado de malestar persistente. Identificar cómo se ve la ansiedad silenciosa a través de la autoexigencia y la evitación, es el primer paso para gestionarla. A través de la respiración, el mindfulness y, sobre todo, la ayuda profesional, es posible sanar y encontrar una mayor paz mental.

Referencias

Beck, A. T. (1976). Cognitive therapy and the emotional disorders. International Universities Press.

Borkovec, T. D., & Hu, S. (1990). The effect of worry on cardiovascular and muscle tension responses to a stressor. Behavior Therapy, 21(4), 543-550.

Kabat-Zinn, J. (1990). Full catastrophe living: Using the wisdom of your body and mind to face stress, pain, and illness. Delta.

Marsà, M. (2021, 6 de septiembre). Te lo contamos todo sobre la ansiedad flotante. HOLA. 

Spence, S. H., & Rapee, R. M. (2017). Cognitive-behavioral therapy for anxiety disorders: An overview. Psychiatric Clinics of North America, 40(4), 589-601

10 vistas
Aunque el estrés puede ser un detonante de la ansiedad, no son lo mismo. El estrés es una respuesta a una amenaza percibida, mientras que la ansiedad es una preocupación persistente y excesiva sobre eventos futuros, incluso cuando la amenaza no está presente.
Sí, la dieta puede tener un impacto significativo. El consumo excesivo de cafeína, azúcar y alimentos procesados puede aumentar los síntomas de la ansiedad, mientras que una dieta rica en ácidos grasos omega-3 y vitaminas del complejo B puede ayudar a reducirlos.
La investigación sugiere que hay una predisposición genética a los trastornos de ansiedad. Sin embargo, la herencia no es el único factor; las experiencias de vida, el entorno y los patrones de aprendizaje también juegan un papel crucial.
Sí, numerosos estudios han demostrado que la terapia online es igualmente efectiva que la presencial para tratar la ansiedad y otros trastornos de salud mental. Su conveniencia y accesibilidad la convierten en una excelente opción para muchas personas.
La rumiación es el proceso de pensar repetidamente sobre pensamientos negativos, problemas o experiencias pasadas. Es un mecanismo de afrontamiento ineficaz que exacerba los síntomas de la ansiedad al mantener la mente en un estado de preocupación constante.

Comparte este artículo:

Imagen de Paula Sosa
Paula Sosa
Psicóloga con experiencia en entornos clínicos y organizacionales, mi enfoque principal es la terapia cognitivo-conductual. Entiendo profundamente tanto la terapia cognitiva como la conductual, pero encuentro que la integración de ambas ofrece los mejores resultados para mis consultantes.
Tabla de contenidos
Tabla de contenidos
Scroll al inicio
0