
La oniomanía, también conocida como adicción a las compras o síndrome del comprador compulsivo, es un trastorno del control de los impulsos que afecta a personas que sienten una necesidad recurrente, excesiva e incontrolable de comprar productos, muchas veces innecesarios. Aunque socialmente se asocie con consumismo o con un simple “gusto por comprar”, en realidad se trata de un problema psicológico con consecuencias emocionales, sociales y económicas significativas.
¿Qué es la oniomanía?
El término oniomanía proviene del griego onios (compra) y manía (locura o impulso). Se define como un patrón recurrente de compras impulsivas y excesivas que generan una sensación de alivio o placer momentáneo, seguido de culpa, arrepentimiento o angustia (Black, 2007).
Quien presenta este trastorno suele ser llamado “comprador compulsivo”. En este punto, cabe recalcar, la diferencia entre las compras ocasionales por capricho, puesto que, en la oniomanía, la característica central es la pérdida de control: la persona no puede detener el impulso, aun sabiendo que le traerá consecuencias negativas.
Síntomas de la oniomanía
La oniomanía o síndrome del comprador compulsivo se manifiesta a través de una serie de conductas y emociones:
- Deseo irrefrenable de comprar cosas innecesarias.
- Sensación de tensión previa a la compra y alivio inmediato tras realizarla.
- Acumulación de objetos sin uso.
- Problemas financieros recurrentes.
- Ocultar compras o mentir sobre gastos a familiares.
- Sentimientos de culpa, ansiedad o depresión tras comprar.
Aunque suele iniciarse en la adolescencia o adultez temprana, la prevalencia aumenta en entornos urbanos y sociedades de consumo, donde las compras están asociadas a bienestar y éxito personal.
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¿Qué hay detrás de las compras compulsivas?

La oniomanía no se explica únicamente por el deseo de poseer bienes materiales. Detrás de este comportamiento existen factores psicológicos y emocionales profundos:
- Regulación emocional: Las compras compulsivas funcionan como una vía de escape frente a emociones como la tristeza, ansiedad, vacío existencial o soledad.
- Recompensa cerebral: Adquirir algo activa el sistema dopaminérgico, generando una sensación de placer semejante a otras adicciones conductuales, como el juego patológico.
- Autoimagen y autoestima: Algunas personas compran compulsivamente para mejorar su autoconcepto o proyectar un estatus social.
- Aprendizaje social y cultura del consumo: La publicidad y la presión social del “tener” refuerzan la idea de que la felicidad depende de adquirir objetos nuevos.
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Consecuencias psicológicas y sociales
La oniomanía no solo afecta el ámbito económico. Sus efectos alcanzan la vida emocional y las relaciones interpersonales. Dentro de las consecuencias, se encuentran:
- Económicas: Endeudamiento, uso excesivo de tarjetas de crédito, préstamos impagables.
- Familiares y sociales: conflictos con la pareja, pérdida de confianza, aislamiento por vergüenza.
- Psicológicas: Baja autoestima, síntomas depresivos, ansiedad generalizada y sentimientos de vacío (Kellett & Bolton, 2009).
Con frecuencia, la oniomanía coexiste con otros trastornos como depresión, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o adicciones conductuales.
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Tratamiento de la oniomanía
La adicción a las compras requiere un abordaje psicológico especializado. Esto parte desde enfoques como la terapia cognitivo-conductual (TCC) con la identificación de pensamientos distorsionados sobre el consumo; la psicoterapia psicodinámica para explorar los conflictos emocionales que subyacen a la compulsión de comprar; y un abordaje de control de impulsos, adicciones, regulación emocional y mindfulness.
Asimismo, los grupos de apoyo son útiles para la contención emocional, la responsabilidad compartida e incluso las intervenciones financieras para el acompañamiento en la administración del dinero y uso controlado de tarjetas de crédito.
En algunos casos, la farmacoterapia puede ser recomendada, principalmente cuando coexiste depresión o ansiedad.
Estrategias de prevención y autocontrol

Además del tratamiento clínico, existen prácticas que pueden ayudar a una persona con oniomanía a reducir su impulsividad:
- Elaborar un presupuesto y respetarlo estrictamente.
- Evitar compras en línea cuando se está estresado o aburrido.
- Usar efectivo en lugar de tarjetas de crédito.
- Hacer listas de compras y ceñirse a ellas.
- Sustituir la compra por otras actividades placenteras como ejercicio, meditación o actividades sociales.
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Conclusiones
La oniomanía no debe confundirse con un simple “gusto por las compras”, sino que debe reconocerse como un trastorno psicológico que afecta el bienestar emocional, social y financiero de quienes lo padecen.
Comprender qué se encuentra detrás de las compras compulsivas permite abrir el camino a un tratamiento adecuado, basado en el acompañamiento terapéutico, la regulación emocional y la recuperación del control sobre la propia vida.
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Referencias
Black, D. W. (2007). A review of compulsive buying disorder. World Psychiatry, 6(1), 14–18.
Kellett, S., & Bolton, J. V. (2009). Compulsive buying: A cognitive–behavioural model. Clinical Psychology & Psychotherapy, 16(2), 83–99.