Falta de deseo sexual: Causas y abordaje

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Falta de deseo sexual

La falta de deseo sexual, también conocida como deseo sexual hipoactivo, es una problemática que afecta tanto a hombres como mujeres, y puede tener un impacto significativo en la vida individual y de pareja.

Se estima que entre el 10% y 15% de los adultos pueden experimentar esto en algún momento de su vida, y aunque suele ser más reportado por mujeres, también es frecuente en hombres, especialmente en contextos de estrés, enfermedad o conflictos relacionales.

¿Qué es la falta de deseo sexual?

La falta de deseo sexual o la disminución de la libido se caracteriza por una disminución o ausencia persistente de pensamientos sexuales, fantasías eróticas o interés por la actividad sexual. Esto varía en gran medida entre individuos y puede disminuir temporalmente por trastornos como la fatiga y la ansiedad, aunque de igual manera, tiende a reducirse gradualmente con la edad.

El deseo sexual también implica afectos, puesto que conlleva una conexión emocional y un intercambio de energías, puesto que puede generar bloqueos desde el aspecto relacional-emotivo.

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Causas y trasfondo

La falta de deseo sexual puede tener múltiples causas, tanto psicológicas como físicas y relacionales. El estrés, la depresión, la ansiedad o traumas pasados pueden afectar negativamente la libido. Esto implica que la conexión sexual no solamente implica lo físico, sino que lo afectivo cobra importancia, por el contenido emocional almacenado en la esfera somática. Cuando una persona presenta bloqueo somático, muchas veces se relaciona con situaciones incómodas relacionados al tema sexual, las cuales no están saliendo a flote.

También influyen la baja autoestima, una imagen corporal negativa o sentimientos de culpa hacia la sexualidad. En el ámbito de la pareja, los conflictos, la rutina o la falta de conexión emocional pueden disminuir el deseo, así como los factores hormonales.

Asimismo, se ha estudiado que la educación sexual recibida y las creencias culturales pueden generar bloqueos o represión del deseo, especialmente en mujeres.

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Tipos de deseo sexual hipoactivo

Existen diferentes tipos en los que puede manifestarse la falta de deseo sexual, cada uno con sus propias características:

  • Deseo sexual hipoactivo primario: Suele presentarse principalmente en mujeres que nunca han experimentado un deseo sexual significativo. Se caracteriza por la ausencia de fantasías sexuales y una escasa iniciativa o interés por la actividad sexual. Comienza generalmente en la adolescencia y tiende a agravarse en la adultez.
  • Deseo sexual hipoactivo secundario: Afecta a personas que anteriormente tenían un deseo sexual normal, pero que con el tiempo lo han perdido de forma progresiva o repentina.
  • Falta de deseo sexual generalizada: el desinterés se extiende a todas las personas, incluida la pareja, sin que haya atracción o interés sexual por nadie en particular.
  • Falta de deseo sexual situacional: La persona no experimenta deseo sexual hacia su pareja actual, pero sí puede sentir atracción o deseo por otras personas.

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Diferencias de la falta de deseo sexual en hombres y mujeres

En el caso de los hombres, la falta de deseo sexual puede estar relacionada con factores hormonales como una baja de testosterona, el consumo de medicamentos (antidepresivos, antihipertensivos), problemas psicológicos como ansiedad o depresión, o dificultades en la relación de pareja (Corona et al., 2016). Asimismo, enfermedades como cáncer de próstata avanzado o la enfermedad renal crónica, también afectan a la disminución de la libido.

En las mujeres, las causas pueden ser aún más complejas e incluir fluctuaciones hormonales (como las que se presentan en el embarazo, posparto o menopausia), experiencias sexuales negativas, dolor durante el coito (dispareunia), autoimagen corporal negativa o trastornos del estado de ánimo. Estudios señalan que el 30% de las mujeres manifiestan algún grado de deseo sexual bajo a lo largo de su vida.

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La falta de deseo sexual en el matrimonio

En el contexto del matrimonio o de relaciones de largo plazo, la falta de deseo sexual puede tener un componente relacional importante. La rutina, los resentimientos no resueltos, la falta de comunicación afectiva y sexual, así como las exigencias del día a día, pueden erosionar el vínculo erótico. Según Schnarch (1997), la intimidad sexual duradera no se basa solo en la atracción física, sino en la conexión emocional, la autenticidad y el crecimiento individual, lo cual se basa principalmente en una favorable conexión comunicativa, de cercanía, juego empatía.

Cuando uno o ambos miembros de la pareja experimentan deseo sexual bajo, esto puede generar sentimientos de rechazo, inseguridad o resentimiento, que a su vez profundizan la distancia emocional. Sin embargo, no siempre la falta de deseo implica falta de amor; muchas veces es una señal de que algo en la dinámica necesita ser revisado y atendido.

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Tratamiento y abordaje

El abordaje de la falta de deseo sexual requiere una evaluación multidimensional. Desde el enfoque psicológico, la terapia sexual individual o de pareja puede ser de gran utilidad. Esta intervención permite explorar creencias disfuncionales sobre la sexualidad, trabajar el erotismo, abordar experiencias que generan bloqueo, mejorar la comunicación y reconstruir la intimidad.

La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha mostrado eficacia al ayudar a identificar y modificar pensamientos negativos o evitativos relacionados con el sexo. Asimismo, la Terapia EMDR, aborda la inseguridad construida desde experiencias traumáticas sobre el tema sexual. Por otro lado, terapias centradas en el mindfulness y la atención plena han demostrado beneficios en mujeres con deseo sexual bajo, al ayudarles a reconectar con las sensaciones corporales y la experiencia del placer.

En casos donde se identifican causas hormonales, puede considerarse el tratamiento médico con estrógenos, andrógenos o moduladores hormonales, siempre bajo supervisión especializada.

Conclusiones

La falta de deseo sexual es una experiencia compleja que no debe entenderse como una simple disfunción, sino como una manifestación de múltiples factores interconectados: biológicos, psicológicos, relacionales y sociales.

Comprender su trasfondo, permite abordarlo con mayor empatía y eficacia, pues la libido no desaparece sin razón: suele ser una señal de que algo en la historia personal o en la relación necesita ser escuchado, comprendido y transformado.

Por ello, el tratamiento requiere una mirada integradora que combine intervención médica si es necesario, con un acompañamiento terapéutico que facilite la reconexión con el cuerpo, la intimidad y el derecho al placer. Recuperar el deseo no siempre significa volver al punto de inicio, sino avanzar hacia una sexualidad más consciente, libre y auténtica.

Referencias

Guillén, A. (2024). Falta de deseo sexual: qué es, síntomas y tratamiento. Top Doctors Diccionario Médico.

Jimbo, M. (2024). Reducción de la libido en los hombres. En MSD Manuals.

Mayo Clinic. (2022, septiembre 15). Low sex drive in women: Symptoms and causes.

Schnarch, D. (1997). Passionate Marriage. W.W. Norton & Company.

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Amar a alguien no garantiza deseo sexual constante. El deseo puede verse afectado por el estrés, problemas hormonales o dinámicas relacionales. Es posible querer a la pareja y, aun así, atravesar una etapa de desconexión erótica.
Lo primero es abrir el diálogo con la pareja sin culpas. Buscar ayuda terapéutica especializada puede ayudar a reconstruir la conexión emocional y sexual.
Dependerá de las causas. Puede incluir terapia psicológica, ejercicios de reconexión con el cuerpo, mindfulness o tratamientos médicos si hay un desbalance hormonal.

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Imagen de Juliana Urioste Sotomayor
Juliana Urioste Sotomayor
Licenciada en psicología, con diplomado en psicología clínica y maestría en Psicoterapia con EMDR en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Matrícula Profesional U-10336407. Con experiencia en trastornos de estrés y trauma, esencialmente diagnóstico de Trastorno de Estrés Postraumático y disociación, así como experiencias adversas infantiles, desde el enfoque integrativo. Manejo de la intervención en población adulta e infanto-juvenil, a partir de una mirada integradora, encaminada al desarrollo de habilidades y comprensión interna. Actualmente incluida en el equipo de apoyo para la formación como facilitadora y supervisora del Entrenamiento Oficial de EMDR América Latina.
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