La vergüenza ajena es un sentimiento de incomodidad que en algún momento de la vida las personas pueden llegar a experimentar. La vergüenza ajena es un pudor o rechazo hacia actitudes o comportamientos que realizan otras personas, se podría decir que es una especie de “pena” que es experimentada debido a la empatía que puede surgir.
En este artículo abordaremos qué es la vergüenza ajena, sus raíces y el impacto psicológico que puede llegar a tener. Continúa leyendo.

Vergüenza ajena
Lo que se entiende por vergüenza ajena es una vivencia de pudor, rechazo o incomodidad por lo que puede sentir una persona ante las acciones de una tercera persona. Se puede decir que la vergüenza ajena es una emoción compleja, esto debido a que se trata de la conjunción de emociones primarias que se dan en un contexto social.
Esta vergüenza está fundamentada por la empatía, ya que mediante esta habilidad las personas pueden experimentar lo que la otra persona podría estar sintiendo, aunque está basado en un juicio o supuesto.
Se puede decir también que la vergüenza ajena es una etiqueta coloquial, como se ha mencionado, se trata de una sensación de incomodidad o pudor ante un acto proveniente de otra persona, independientemente de cómo se sienta la otra persona, y aunque no sienta vergüenza propia uno puede experimentar vergüenza ajena.
En resumen, es lo que experimentas cuando ves a otra persona haciendo “el ridículo” delante de ti y te sientes incómodo por ello.
La vergüenza ajena no es lo mismo que la vergüenza propia; este es un sentimiento vicario que puedes experimentar a través de la experiencia de otra persona. Mientras que la vergüenza propia se trata de un estado emocional que sientes hacia ti mismo sobre tus propias acciones, defectos o características y sientes un cierto temor al rechazo o la crítica de los demás
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Raíces de entendimiento
Como se ha mencionado anteriormente, el núcleo de la vergüenza ajena proviene de la empatía, que se trata de la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona. Se puede decir que la vergüenza ajena es una forma de dolor social que puede ser intensificado cuando una persona se imagina la evaluación negativa que pueden tener los demás sobre los comportamientos.
Las raíces de la vergüenza son las siguientes:
- Empatía y conexión social: cuando sientes vergüenza por el otro, es una forma de empatía, un mecanismo de inteligencia social que permite conectar con los demás, así como también la conexión social, ponernos en el lugar del otro y poder anticipar cómo se podrá sentir.
- Vulnerabilidad y evaluación social: este fenómeno o emoción ocurre cuando se percibe que la imagen social deseada por una persona se ve amenazada o que se está formando una impresión negativa ante los demás. Es como una sensación de vulnerabilidad compartida.
- Normas y códigos: esta también está vinculada con las normas y códigos culturales de una sociedad. Cuando una persona se encuentra en un grupo que se aleja de lo aceptado socialmente, se puede sentir esta incómoda emoción.
Es importante entender que, en ocasiones, la vergüenza ajena también se forma por un juicio propio, pensamientos como “qué vergüenza eso me pudo pasar a mí”
Si sientes que constantemente todo te avergüenza, que sientes ansiedad antes de hablar con personas y no sabes cómo expresarte, puedes acudir a terapia. Las habilidades sociales son necesarias para el desarrollo. Contáctanos y agenda una sesión.
Esta emoción tiene diferentes formas de manifestarse: puede ser una incomodidad a nivel emocional, puede presentarse a nivel físico o conductual. Las formas en las que se puede manifestar la vergüenza ajena son los siguientes.
- Incomodidad empática: sentir una profunda incomodidad o desagrado por lo que hace la otra persona.
- Rechazo o desaprobación: la sensación de tener que alejarse de la persona o la situación que genera vergüenza ajena.
- Desconexión: a pesar de que exista la empatía, se puede sentir como una especie de distancia emocional, ya que la situación no se vive directamente, pero se genera como un juicio.
- Sonrojo: se puede presentar un aumento del flujo sanguíneo en el rostro.
- Evitar la mirada: se observa como la persona que manifiesta la vergüenza baja la mirada o la dirige a otro lado para no establecer ningún tipo de contacto visual.
- Tensión muscular: se puede sentir cierta tensión muscular, aunque no le pase a todo el mundo.
- Evitar la interacción: muchas veces las personas pueden tener el deseo de “esconderse” o de no interactuar con la persona.
Existen situaciones comunes en las que puedes experimentar esta emoción. Te daré ejemplos de esas situaciones, aunque tal vez no todos lo experimenten.
- Ver a alguien hacer el ridículo en público.
- Una despedida de soltero/a que cause problemas o desorden en la calle.
- Que alguien diga un chiste de mal gusto o sexual cuando no lo amerite.
- Un compañero de trabajo haciendo un comentario fuera de lugar.
La vergüenza hacia otro puede tener una función. Aquí te dejo dos grandes funciones:
- Regulación social: esta funciona como una advertencia emocional para evitar conductas que podrían causar estigma social o rechazo. Ayuda también a entender los límites de lo que tú consideras aceptable y no.
- Protección de la identidad: al sentir incomodidad sobre comportamientos ajenos que juzgues como inapropiados, te puede ayudar a sentir que no eres así, lo cual protege y te ayuda a identificar tu identidad.

Impacto psicológico y estrategias para gestionar la vergüenza
Como se ha mencionado, se trata de un sentimiento de malestar y rechazo ante comportamientos vergonzosos de otras personas, puede activar la empatía y la autoconciencia, pero cuando esta emoción se presenta constantemente puede generar ansiedad, irritabilidad e incluso hasta un juicio que lleve a aislarse de las personas.
El impacto psicológico que se pueden manifestar son los siguientes:
- Ansiedad y estrés: puede generar un malestar emocional, el miedo al juicio y una ansiedad social o un estado de alerta constante por cómo actuará el entorno o lo que sentirá.
- Autoestima y confianza: la vergüenza ajena puede afectar negativamente la autoestima, haciendo que la persona se compare constantemente y generando inseguridad en sí misma, sobre todo cuando está presente en redes sociales.
- Aislamiento social: cuando se vuelve un sentimiento excesivo, puede limitar la disposición a compartir con otras personas.
Aunque la vergüenza puede servir como guía para el propio comportamiento, es fundamental obtener estrategias para que este no se convierta en un condicionante que te paralice o que te aleje de las relaciones interpersonales.
Las estrategias que se pueden aplicar para gestionar este tipo de vergüenza son las siguientes:
- Reconocimiento y aceptación: el primer paso es reconocer que sientes esa emoción, no la reprimas y acepta que es una reacción natural de tu empatía.
- Desconexión emocional: puedes practicar ejercicios de atención plena para tratar de enfocar tus pensamientos en otra situación, también puedes tratar de generar una distancia psicológica y entender que la acción que está haciendo la otra persona no tiene nada que ver contigo.
- Estrategias de mindfulness: puedes usar la respiración diafragmática, como también usar la difusión cognitiva y es tratar de alejar tus pensamientos de la situación y que solo son pensamientos.

Conclusiones
La vergüenza ajena, aunque es incómoda, también tiene una función adaptativa: esta te puede ayudar a entender y respetar los límites sociales, fortaleciendo de una u otra manera la cohesión como grupo.
Es importante entender que no todas las personas actúan iguales y aunque alguien haga algún comportamiento que sea inadecuado para ti dentro de los límites de no hacerle daño no implica que te defina como persona, es imperativo que este se sepa diferenciar y que también puedes establecer límites y gestionar tus propias reacciones. No puedes controlar cómo se comportan, piensan o sienten las demás personas, pero sí puedes gestionar cómo reaccionas tú ante dichas situaciones.
Referencias
Bisso, E. (2018). Para una lógica constitutiva de la vergüenza ajena.